12.25.2008

capitulo 3 -parte 2-.

El joven novato se llamaba Jacinto; en realidad no era tan novato, llevaba manejando trailers desde hacía dos años; y ya acompañaba a su padre trailero en sus viajes desde niño. Sabía cuando hablar, y mantener una conversación por horas; y sabía cuando estar callado, durante horas también. Manejaba muy rápido para mi gusto; pero a su favor, lo hacía bien y sin correr riesgos estúpidos. De inmediato comprendió de que se trataba todo esto, y se lo tomó con calma. Ni siquiera me preguntó acerca de dinero, de cuanto nos iba a tocar por arriesgar el pellejo. Parecía que con solo contar con la confianza y la gracía del Patrón el se daba por bien servido.
La ligereza de Jacinto me hizo darme cuenta que todo esto no era para tanto después de todo. El Patrón ya había controlado el monopolio transportista por un buen rato, tenía ya mucho dinero, y la verdad ya debería pensar en retirarse en vez de aferrarse tanto, por que los años no pasan en balde.

En todo esto pensaba yo durante el trayecto, hasta que recordé que no importaba lo que yo creyera acerca del Patrón. Se me había asignado un trabajo, y era mi deber cumplirlo cabalmente. Debía llegar al fondo de esto; y entre más rápido, mejor. Por eso es bueno que este cabrón maneje rápido y con buenos reflejos.

Después de una serie de curvas que marearían hasta al más experimentado, casi oculto entre la roca viva de un cerro se encontraba “el Paradero” de Doña Berta. Justo a la entrada de un pueblito sórdido que vivía de sus Hoteles de paso, sus tiendas con licoreria,sus farmacias, mercados, y sus refaccionarias, y talleres mecánicos.

Esperamos a Doña Berta unos diez minutos, pues había salido a hacer ciertas diligencias. Mientras la esperabamos desayunamos. Al llegar, Doña Berta se disculpó con nosotros, y nos ofreció más tortillas y más café para nuestro desayuno. Debo admitir que la comida no era tan mala a como yo la recordaba. Tal como en su fotografía, Doña Berta traía encima un chal tejido de color gris. Pero al contrario de la engañosa fotografía se le veía más vivaz y más ágil de lo que uno deduciría al ver dicha imagen, donde aparecía con un rostro avejetado y achacoso. Nos preguntó directamente sobre la situación, mientras yo me comía un taco de huevo con chorizo. Era de suponer que ya estaba bastante informada. Le pasé los expedientes que me dio el Patrón, y ella los leyó cuidadosamente; entre tanto soltaba una que otra risita, y nos daba pormenores de los traileros ahí expuestos.

- “No, pues estamos fregados”- dijó al concluir su lectura, y arrojó los folders a la mesa manchada de aceite, grasa, gotas de café, y de jugo de naranja. - “Nos están dando a puro pendejo. Y no lo digo por ustedes dos. Que no es por que estén presentes; sino que yo conozco a este chamaco, y se que no se anda con tonteras, y es derecho; y a ti te conozco poco, pero igual, se que eres de los pocos confiables, y que haces bién tu trabajo”. -Tomó un sorbo de su café, y después sirvió algo de tequila en la taza; la meneo un poco para que se mezclaran bién el tequila y el café.
-“¿Quieres?” -me mostro una botella rústica y sín etíqueta, para rápidamente servirme algo de un muy buen tequila en mi taza con café sin esperar siquiera mi respuesta. Parece ser que ya conocía bien mi gusto por la bebida. - “A ti no te doy por que vas manejando” . -le dijo a Jacinto. “Pues miren, yo creo que esto mejor lo vamos organizando entre nosotros tres. Estos que nos recomienda el Patrón son puro chafa. Uno que otro nos ayudara. Pero yo no me confiaría mucho. Te voy a decir algo Ponchito...
-¿Dígame Doña Berta?
-Estos ojaldras, los asaltantes, y los que organizan todo esto, están en el DF, son chilangos, te lo aseguro; o por lo menos se mueven entre el DF y el Estado (de México).
-Pues debe ser...¿por que tan segura?
-¡Oh! Yo ya he estado haciendo mis averiguaciones. Y ya hasta te tengo nombre y apellido.
-¿Como Doña Berta, así de efectiva es usted?
-¡Así de chingona! -se jactó soltando una sonora carcajada que terminó de despertar a los adormilados comensales ahí presentes, y que , como si de una señal se tratara, reactivó el barullo que se traían en la cocina sus allegadas. Desde esa olorosa y oculta cocina, una voz femenina se contagió de su risa, y pareció hacerle eco.
-Mira Ponchito, estos cabezones están palanca, con la policía y con las autoridades, con los federales de camino. Mira, para acabar pronto, es un negocio donde están involucrados un gobernador, y un caca grande de allá del gobierno del DF. Así esta la cosa: se chingan los trailers en este y en otros Estados; y se tapan entre ellos, por que son autoridad. Sus peones son los pinches federales, y las policías municipales de cada lugar; en realidad solo uno que otro trailero está involucrado. Por eso está de más investigar entre los traileros. Nos vamos a tener que ir más pa´ arriba.

- No pues si está medio cabrón eso que me cuenta.
-Si, esta canijo, por que estamos hablando, ahora si que de los “intocables”. Más fácil nos chingan ellos a nosotros, que nosotros a ellos, ¿me explico? Pero pues no estamos tan perdidos tampoco. Si el Patrón, pues por legitimo derecho, quiere que le demos nombres y señas, pues se las damos. Y ya el sabrá como nos quitamos esta plaga de encima; por que no creas, nos pega a todos. Así, de entrada, mi clientela y mis ganancias han disminuido bastante. Pues como no, si traen asoleados a todos los traileros. Y me los andan tronando así como así. Pobrecitos -Doña Berta parecio conmoverse;recordar algo cercano.- Pues no, no se vale. Esta muy injusto esto, y muy feo mijo. Pero ya también se por que lado se les puede pegar.
-¿Ah sí?
-Pues por donde siempre, por el lado del vicio. Te voy a dar una dirección y un teléfono allá en el DF, ve y pregunta por allá; y luego ve con el Patrón, el va a entender de que se trata todo esto; digo, es solo un plan para enterarnos más acerca de lo que piensa el enemigo.

Apesar de las noticias que revelaban que "el enemigo" era poderoso, salí de ahí con el hambre y la curiosidad ya satisfechas. Doña Berta lo tenía muy claro. Ahora era cuestión de obtener información especifica de los sujetos involucrados. Había que regresar al "Defectuoso". Había que moverse rápido. Pisarles los talones antes que ellos nos pisaran los talones a nosotros, y nos asestaran un fuerte golpe en la nuca.

12.06.2008

Capítulo 3-parte1-.Que buen agente encubierto ibamos a enrolar.

Parecía que las ordenes de Don Federico Gamboa "el Patrón" eran muy claras: ir de "oreja" entre traileros y conexos, a ver de que me enteraba; los otros colaborades que el Patrón me recomendaba, también serían "orejas"-supuestamente bajo mis ordenes-, que luego informarían todo directamente al Patrón. Pero la verdad es que no me dio más detalles, ni instrucciones especificas; ni un esboso de como iba a funcionar esto, o con quién podiamos acudir y reportarnos ademas de el. No es que esperara un manual, pero vaya que Don Gamboa era un hombre de pocas palabras.

En los hechos, todo parecía indicar que el Patrón confiaba plenamente en mi para organizar todas estas tareas. ¿Pero a que se debía esta confianza? Siendo el Patrón alguien tan influyente y solicitado, ¿por que asignó investigaciones de este tipo precisamente a mi? ¿y por que entre las personas que el recomendó personalmente se encontraban dos sendas ratotas?

Revisando los expedientes de los otros seleccionados pensé que tal vez el Patrón gustaba y sabía acerca del juego del Ajedrez. Me dio esa impresión al comprobar que entre los perfiles había algo así como ¨dos de cada uno¨: dos ratas -basura poco confiable-, dos jóvenes de escasa experiencia-novatos-, dos gordos traileros con muchos kilómetros recorridos, dos chambeadores que se dedicaban duro a su trabajo pero que eran poco conocidos, y bueno, una ¨reina¨, Doña Berta dueña de un paradero -un restaurante- entre el Estado de México e Hidalgo, y cuyas redes de negocios se extienden hasta Puebla, Veracruz, Tamaulipas y Tabasco –todas zonas caliente en esos momentos-. la Doña era radio-aficionada, y se mantenía en contacto a través de banda ancha -y corta- con los traileros; y como no, Doña Berta es Madame-madrota- cuando se le solicita algún servicio de este tipo. Siempre hay gordas a su disposición en esos Estados.
Supuse que ella serviría de perfecto enlace; que si estábamos bien coordinados ella nos ayudaría a dar con lo que buscabamos en poco tiempo; rara vez escapaba algo de su radio de acción; y de su radio de alta potencia, que dice la leyenda entre traileros, a veces puede escuchar todas tus conversaciones sin que tu hayas accionado ningún botón, ni movido nada, pues el radio de los trailers tenía un microfonito que nadie podía encontrar, y que era instalado cuando uno iba al taller. Sonaba a cuento chino, aunque a estas alturas todo era posible. Pero la explicación mas lógica, casi siempre es la más plausible, y lo que muchos no tomaban en cuenta, es que, por si misma, Doña Berta era una antena de radio humana que con solo sentarse a escuchar una conversación en su mugriento restaurantucho, era capaz de recopilar datos para después, y con animo de chisme, hilvanar historias muy cercanas a los hechos. Era muy conveniente -si se deseaba saber algo- poner atención a ese centro de información que eran las charlas de Doñá Berta.
El restaurante-ingeniosamente llamado ¨El paradero¨- también contaba con farmacia, y venta de vinos y licores-algunos muy especializados que mandaba traer de toda la republica para satisfacer a la clientela acostumbrada a viajar y a conocer, Mezcal de Oaxaca, Charanga de Michoacán, o Bacanora de Sonora- ; también tenía chochos y una amplia variedad de bebidas para estar despierto; y una vez la ví vendiendo hongos alucinegenos a un irresponsable conductor que juraba que de esa forma ni sentía el trayecto de México a Monterrey, o que cruzaba sierra y desiertos hasta Hermosillo como si nada. Que de hecho recomendaba la experiencia psicotrópica en esos entornos.

Así que resolví ir con Doña Berta a pedirle su opinión acerca de cada uno de los seleccionados por el Patrón, comentarle un poco la situación, y pedirle su bendición, la que ella da a los traileros que lo solicitan -que consideran la misma, de manos de Doña Berta, como sagrada; de buena suerte para el viaje- .
Tenía mis motivos para confiar en ella. Siempre se había mostrado leal al Patrón ; por lo que se le debe todo a el, y no se le ocurriría hacerle una trastada, menos a estas alturas.
Necesitaba llevarme a alguien de aquí, que cuidara mis espaldas, que conduciera el trailer mientras yo duermo, para no pararnos nunca. Me decidí por uno de los novatos. Era un chavo que según su expediente era hijo de un trailero muy fiel al Patrón. Vi su fotografía y no me dio mala espina. Así que lo cité para hablarle del asunto e irnos en mi trailer-esta vez sin carga- rápido con doña Berta, que seguramente ya sabía algo de todo esto.

Revisé el expediente de Doña Berta y no pude evitar sonreír al ver su fotografía. De unos sesenta años, con actitud de señora ¨grande¨y enferma –de abuelita-; con todo y un chal tejido encima. No despertaba ninguna sospecha. Que buen agente encubierto íbamos a enrolar.

12.04.2008

Capítulo 2 -parte 3-.

Salimos de aquella habitación llena de vasijas, esculturas y figurillas de barro y de piedra-principalmente-, riendo a carcajadas, como si el Patrón y yo fuéramos los grandes amigos. La mirada de la dama con la que estaba platicando unos momentos antes, pareció cobrar un mayor interés en mi. Así que dejé que el Patrón siguiera su camino, y aproveché el regreso para mezclarme gentilmente con el grupo de amigos donde ella se encontraba. Los que estaban ahí, eran gente al servicio del Patrón. Intercambié con ellos algunos puntos de vista, y como que no quiere la cosa, los empecé a ¨sondear¨ acerca de los últimos asaltos a traileros. Ellos no me hablaban de los traileros en si, me hablaban de mercancía, de carga y de dinero. También se referían a los conductores como unas sucias ratas en las que no se podía confiar. Yo no me di por aludido, a pesar que la dama hacía señas para recordarles a los caballeros que yo era trailero. Hecho que por otro lado los señores sabían muy bien. Me disculpé con ellos, tomé de la mano a la mujer, y me la llevé a un lugar más privado. Si todos estaban de fiesta ¿por qué yo no? Ya habría tiempo de seguir preguntando. No olvidé tener siempre una botella de whisky a mi lado durante el resto de la velada.
Después, cuando se hizo tarde, logré sacar un ¨ride ¨a la ciudad de México, con unos amigos que hice. Al salir, casi tuvimos que brincar sobre algunas chicas y chavos borrachos tumbados como bultos a lo largo del pasto del jardín frontal, al lado de frescas manchas de vomito desperdigadas en el inmaculado verde del bien cuidado cesped. Una nena de cabello rubio, con la mirada desorbitada, salió un poco de su marasmo al verme pasar, me tendio la mano para que la levantara, y en cuanto se pudo incorporar apoyada en mi, preguntó: -¿Weeeey donde esta Johnny? -balbuceó tán borracha y confundida como una springbreaker a la que acaban de violar aprovechando su condición-
-¿Quién, Johnnie Walker? Aquí lo traigo. -contesté haciendome el gracioso, pues en ese momento me percaté que la chica no iba sola y su guarura se dirigía hacía nosotros. -here´s Johny! pensé-. La chica lo reconoció, era un guarura bilingüe, pues comprendio de inmediato la petición de su protegida. -Johnny get me out of here!- Exigió como si esa orden en inglés le devolviera de golpe la dignidad perdida. Mi comitiva y yo seguimos nuestro camino riendo del incidente. Definitivamente muchos de estos morros no sabían tomar; pero compensaban esta falta de aptitudes con cuerpos jovenes y resistentes, mañana estarían como si nada. Algunos otros chavos seguían en su fiesta. En otras circunstancias, de buena gana me les habría unido.
Del Patrón ya no supe nada desde la tarde.
Noté que durante toda la noche alguien me miraba insistentemente. Apuestó a que esta persona llevaba mucho mejor la cuenta de lo que bebí en la fiesta que yo mismo. El fisgón, era un tipo alto, moreno, con cara de pocos amigos; pelado a rape para sobrellevar su calvicie. No perdía detalle de lo que yo hacía. Y buen espectaculo habré dado, pues al voltear a ver furtivamente hacía el, se le veia absorto en mis acciones y en mis charlas. Tenía cierto gesto de incredulidad. Suelo tener ese efecto en los demás cuando me ven tomando; digo, para mí la bebida no es solo un hobbie. Ya me tocaría investigar de quién se trataba. Por el momento yo estaba francamente borracho.

Al otro día yo seguía en la peda. No deje de beber, y creo que solo dormí un poco durante el trayecto de Morelos a México. Seguimos el fandango en el departamento de mi nueva amiga. A las ocho de la mañana le pedí prestado su baño para darme un buen regaderazo. Aspiré algo de coca de la buena, y minutos después llegaba a la oficina principal del Patrón para recoger la información que habiamos acordado. La secretaria no esperaba que yo llegara tan temprano y faltaban ciertos datos. No me pareció correcto que la secretaria imprimiera dicha información justo ahí, a la vista de todos. Se supone que esos datos debían ser de lo más confidencial. Pero noté que ella ni siquiera sabía de lo que se trataba; me sentí más tranquilo.

Ví los expedientes de las personas que el Patrón recomendaba para la misión; de inmediato reconocí a dos tipos que en definitiva no eran lo que se entiende como sujetos de fiar. Eran simples lameculos del Patrón; supongo que el creía que eran gente de confianza, pero, entre traileros, esos dos tipos eran lo más bajo que había en el gremio. Simples pulgas chupadoras, sin lealtad, ni muestras de eficiencia. Basura. Algunos otros de los recomendados no me sonaban mucho. Ya comenzaba a darme cuenta que el verdadero problema del Patrón era la gente con la que escogía rodearse.

12.01.2008

Capítulo 2 -parte2-.

Fui a Cuernavaca en un tranquilo y soleado domingo. Rara vez descansaba los domingos; o me la pasaba en una ciudad diferente donde no conocía a nadíe.
Durante todo ese fín de semana no me dieron trabajo. Supongo que el Patrón quería asegurarse de que no faltara a la cita.
Como yo no tengo un auto, viajé en autobús rumbo a Cuernavaca –aunque se siente bien no manejar por unas horas- . Al llegar a la estación tomé un taxi; pero como la casa del Patrón esta a las afueras de la ciudad, el traslado fue complicado, y el taxista no daba con el lugar. Yo esperaba que el conductor solo estuviera haciendo tiempo para cobrar más, pero estaba realmente extraviado, entre casas gigantescas, gasolineras, restaurantes de paso y pueblitos. En situaciones así es incomodo no estar al volante. En medio de la carretera, pude preguntar a alguien que me supo explicar perfectamente hacía donde debía ir, y así yo pude guiar al taxista rumbo al destino correcto. Terminó cobrándome bastante dinero como para tratarse de un taxi con llantas lisas y mala suspensión, conducido por un inepto. El verdadero problema es que odio llegar tarde, da muy mala imagen.

Afuera de la casa se escuchaba el ruido de una banda tocando en vivo. Había muchos autos, e incluso un autobus, estacionados contra los altos muros que protegían la casa. Por lo visto yo no era el único invitado.
La casa era, en realidad, varías casas, dos albercas gigantescas, extensos prados, caballerizas, canchas de fútbol, squash, y basketball, y un jardín botánico; una verdadera mansión escondida entre pueblillos.
En una de las áreas con alberca se celebraba en esos momentos la fiesta de cumpleaños de uno de los nietos del Patrón, un chavo que ese día cumplía diesisiete años. Así que la fiesta era en grande, con una banda de rock, y disc jokeys repartidos en zonas mas intimas de ¨la casa¨; se notaba que le gustaba la música al cumpleañero. Calculé que había unos sesenta o setenta jóvenes repartidos por ahí, embriagándose y divirtiéndose; sin duda habría más en otras áreas, pero esos son los que pude ver el tiempo que estuve ahí, observando a las sexis morrillas en sus bikinis, riendo, gritando y pataleando en el agua, sumergiendo sus curvas y sus suaves pieles en la alberca o en el jacuzzy, mientras los músicos se desvivían por llamar la atención de su indiferente audiencía. Esto apenas estaba comenzando.
Don Federico Gamboa estaba dentro de la casa en una reunión de gente más madura, animados también, pero mucho más sosegados que los desenfrenados chavos que parecían no querer saber nada del mañana, ni del mundo alla afuera de esos altos muros.
El Patrón me dio una acalorada bienvenida, me presentó a algunas personas de su confianza, y les dijo a algunos que yo era su trailero modelo, que nunca fallaba en una entrega, y nunca daba excusas. A pesar de ser la verdad, esas cosas no suelen decirse. Pero bueno, el Patrón dice lo que quiere.
Noté miradas algo molestas por mi presencia; era obvio que no esperaban convivir con un vil trailero. Pero me presentaron a Don Aquino, un socio muy importante del Patrón, que empezó siendo también trailero. Platicó un poco conmigo y me hizo sentir en confianza. También me presentaron a unas señoras muy animadas-después de ver a las chicas de alla afuera, estas, de adentro, parecian señoras, aunque estuvieran en sus veintes;supongo que el ambiente influye, además de tener más ropa encima-. Estuve platicando con una de ellas. Me dijo que yo no hablaba ni me comportaba como trailero. Le seguí un poco el juego. Asi estuve un rato apreciando los muebles, la decoración del lugar, y a las damas guapas que había por ahí, hasta que el Patrón me tomó del brazo y me llevó hacía otra habitación; alejados de todos. Nos sentamos en una cantina (bar) estilo mexicano, que estaba en la esquina de un cuarto muy interesante donde se exhibian piezas de ceramica al parecer precolombinas- no creo que el patrón exhibá tan orgulloso piezas de imitación-. A lo lejos se escuchaba el barullo combinado de una banda de rock y musica electronica, junto a gritos de algarabíá de los jovenes que celebraban afuera.

Mientras el mismísimo patrón me servía algo de whisky en su cantina privada, pudimos hablar más directamente.
-¿Te perdiste verdad? No dabas con la casa.
-Si Patrón, la verdad es que si me di una buena perdida. -dijé, para después sorber un poco del excelente whiskey-.
-Todos se pierden la primera vez que vienen para acá. ¿Por qué no hablaste?
-No estaba tan difícil, pero el taxista era medio bruto.
-¿Te viniste en un pinche taxi? ¿cómo,no tienes coche Nájera?
-Ahora no Patrón…
-Pues si, ¿para que? Si te la pasas en los trailers. Luego luego se ve que eres un tipo práctico. ¿Y tu familia? ¿No tienes vieja?
-Fíjese que estoy separado de mi esposa; y no me he comprometido todavía con nadie Patrón…
-Eso esta bién. De pendejo se casa uno otra vez. Y pues si, es un pinche compromiso que no te suelta ¡cabrón! ¡De pendejo te casas!

El Patrón estaba de buenas, me trataba con mucha confianza. Yo me preguntaba a que se debía tanta amabilidad; o si de verdad era tan buena persona como parecía y se comportaba.

Por fín el Patrón me habló del asunto a tratar.
-Mira Nájera. En este medio siempre esta el riesgo de que te asalten a los conductores y se roben la carga; es algo común. Para eso esta asegurado casi todo. Pero últimamente se han estado pasando de la raya. Cada vez me roban más, y cada vez son más violentos. Ya están matando a los conductores nada más por matarlos. Atracan con comandos armados; y son o se hacen pasar por polícias. Ya esta muy cabrona la cosa. Y me corto un huevo si no esta involucrada gente que trabaja en la empresa, que sabe los manejos, las entradas y salidas, que tipo de carga llevan. Y actúan con total seguridad e impunidad. Para mi que polícias, o militares, o ex militares están metidos en esto, por que sus tácticas son de gente entrenada, su marca es la de gente preparada para atacar sin dejar prisioneros. Pasandose de verga. Andan muy envalentonados y ya me llenaron de piedritas el hígado estos hijos de la chingada.
-¿Y las autoridades que dicen? ¿Qué resultados han dado las investigaciones?
-Pues las autoridades me dicen que están en eso, que están investigando, y que la chingada. Lo que siempre dicen. Ni por que soy compadre del Procurador de Justicia me resuelven. Para mi que me están viendo la cara de pendejo. Mira; algo si te digo en confianza, esos cabrones no me van a resolver nada. Ya vi muy claras sus intenciones. Me quieren sacar dinero por todos lados, y seguirme chingando. Hay un culero allá atrás, un pececillo gordo que ya me trae de encargo. Estoy seguro que es algo hasta personal. Algún cabrón que me chingé en el pasado, y ahora tiene influencia política y poder de fuego. Me están chingando como si fuera una guerra de guerrillas, y pues no me voy a quedar con los brazos cruzados. Ya puse a mi gente a trabajar; pero no me están aclarando gran cosa. Voy a crear otro frente; uno mucho mas discreto, conformado con gente intachable de toda mi confianza. Que investigue por su lado desde mero abajo hasta mero arriba, desde los traileros mismos. A ver que saben, ¿como es que hay algunos a los que nadie toca? Por eso se me hace muy buena idea que los que investiguen sean traileros y sepan del trajín. O se hagan pasar por traileros un rato. Tu estas que ni mandado a hacer Nájera.

Yo estaba enterado de los hechos violentos a los que se refería el Patrón. Aunque mi ruta actual era de las tranquilas, nunca se estaba exento de un asalto. En una ocasión, a media carretera y en plena madrugada, unos supuestos policías me hicieron un retén-es decir armaron un reten justo frente a mi-. Pero les falló a los culeros. Sin bajar la velocidad, viré solo un poco y le pegue en la mera esquina a la patrulla que tenía enfrente, la saque del camino; los mande al carajo y ni me detuve a ver que había pasado. Por alguna extraña razón no me siguieron inmediatamente. Tal vez se quedaron atendiendo a sus heridos; o mi reacción los tomó por sorpresa. Aún así desvié mi ruta para despistar. Estaba seguro de que me iban a asaltar, por eso actué como lo hice. Le comenté este incidente al Patrón.
-Hiciste bien. Ojala todos mis traileros tuvieran la pericia para hacer algo así y salir bien librados. Mira Nájera, para que nos hacemos pendejos. Estoy enterado que en el ejercito supiste darles la vuelta a los verdes en sus propias narices. Por eso luego luego pensé en ti para que encabeces las investigaciones, ya tengo un grupo a tu disposición; por que tu los vas a encabezar ¿O no?
Nadie en su sano juicio contradecía al Patrón. Aún así quise tirar un poco las riendas, para medir mi terreno, a pesar de que aparentemente yo no estaba en posición alguna.
-Mire Patrón, esto va a sonar muy mal, muy grosero, pero yo quisiera ver el perfil de cada una de estas personas que usted juntó para este fín. Digamos que hay que darles el visto bueno, si queremos que esto funcione.

El Patrón soltó una carcajada, se levantó de su asiento, rodeo la cantina, y me palmeó la espalda.

-¡Ah que caray con usted Nájera! Luego luego al trabajo. Mañana mismo le doy toda la información necesaria, vaya a mi oficina en cuento pueda. Esta semana nada de traslados para usted. Ahora tráigase la botella de Whisky para acá y vamos con los demás invitados, no vayan a pensar que somos unos pinches groseros.

11.30.2008

Capítulo 2-parte 1-Federico Gamboa es mi patrón.

Federico Gamboa es mi patrón. "El Patrón", le dicen todos. Y no hay por que decirle de otra manera. No si no te da su confianza. Incluso yo, que me llevó bien con el, no dejo de decirle Patrón; y el no me ha dado permiso de llamarle de otra forma. Yo se de esto. Yo tenia que llamar a la gente capitán, jefe, comandante; no tengo ningún problema con ello; de hecho me sirve. La gente tiene egos tan grandes que se aferran como desesperados a un titulo, a un cargo. Si pagan por eso, por mi esta bien. En este mundo el respeto se gana...con dinero. El respeto, como todo hoy en día, cuesta.

El patrón es dueño de muchos trailers, pocos saben el número correcto por que tiene diversas empresas que se dedican a lo mismo, pero de que el es el dueño de mucho de los trailers y camiones que entran y salen por estos rumbos es seguro. Además tiene cientos de bodegas. No lo digo por que trabaje para el, sino por que he visto como el viejo se las gasta y como le cae el dinero todos los días, y cada vez ganando más y diversificando sus negocios.
Es bueno el Patrón para los business. Tengo mucho que aprender de el. Dice que empezó de la nada, siendo joven. Pero no le creo demasiado. Se sabe que a fines de los setentas se forró de billetes repentinamente y que lo invirtió en trailers. Después con practicas gangsteriles se abrió paso en el medio, transportando mercancía para grandes empresas de almacenes y supermercados. Poco a poco construyó un imperio del transporte de contenedores alrededor de la república. En los noventas consolidó su influencia al obtener jugosas concesiones resultado del Tratado de Libre Comercio, del cual fue sin duda de los pocos beneficiados de ello en México. Luego, debido a problemas legales, tuvo que mantener un bajo perfil, cambiar el nombre de algunas de sus empresas, y aparentar que era un hombre de negocios menos poderoso e influyente, disminuido. Le ha salido bien el númerito. Nadie sospecharía nada al verlo, solo que se trata de un empresario exitoso. ¿Que tanto? Como digo, es difícil calcularlo.

Algo que hace bien el Patrón es comportarse de forma humilde, como si fuera uno más del resto de nosotros, uno con mucha suerte, dinero, e influencía; uno al que todos llaman patrón, para no olvidar de quién se trata, por más tranquilo y poco ostentoso que se vea. Gamboa es un señor moreno, de complexión algo gruesa, de unos sesenta y tantos años, con una nariz chata, y cubierto de cicatrices de varicela -que a estas alturas y con tanto dinero no piensa eliminar con cirugía-, pero con una voz profunda que dicta ordenes y espera que nadie lo contradiga. Viste sencillo. Pasaría desapercibido en cualquier lugar, si no fuera por que esta rodeado de guaruras y socios. Le gusta estar en contacto con todos los aspectos del negocio; pero por razones obvias no puede estar en todo. Le gusta enterarse; y en cuanto supo que yo era ex-militar, que estuve en la Fuerza Area, y que trabajé en el aeropuerto, quiso conocerme. Se percató de que yo era de fiar, y que sabía hacer un buen trabajo. Desde entonces se mantiene en contacto conmigo; me ha invitado a comer a restaurantes buenos, y hemos intercambiado pláticas muy interesantes.

El patrón me mandó llamar, quiere tratar un asunto muy especial directamente conmigo. Me pidió que no le comentara a nadie, y fuera hasta su casa cerca de Cuernavaca. No conozco a ningún otro compañero trailero al que el mismísimo Patrón cite en su casa para tratar asuntos con el de manera personal. Parecia que mi suerte empezaba a mejorar de alguna forma.

11.22.2008

Capítulo 1-parte 3-.

El aeropuerto estaba lleno de todo, algo debería de tocarme a mi.
Todo entraba y salía. Solo era cuestión de estar alerta, de conocer un poco los manejos; y a determinadas personas.
Por fín estaba haciendo buen dinero. Y hasta era reconocido.
Me daba mis lujos luego de años de carencias y trabajo duro. Ahora era un especialista técnico, un meteorólogo trabajando en uno de los aeropuertos más grandes y conflictivos -por la cantidad de naves en circulación-, el de la cuidad de México. Y hacía mi trabajo con eficiencia,y con una mano en la cintura. Vivía para mi trabajo. Sabía que si me hubiese visto mi padre se habría cagado- y hasta se habría reconciliado conmigo-.

El pasar la mayor parte de mi tiempo en el aeropuerto, y llegar al cuartel solo a dormir- a veces- me permitió más libertad de la que nunca había experimentado. Había un mundo allá afuera, lejos del ejercito. Un mundo donde tu pones tus reglas; donde tu ves por tí, sin un ojo vigilante y castrante. De hecho, en la torre de control tu eres el vigilante, el ojo castrante. Ahí arriba todos te ven; es nuestra chamba. Pronto me di cuenta que existían algunos "listillos" que hacían lo que querían dentro del aeropuerto, aprovechando sus posiciones. Eran cuidadosos y sobornaban a los adecuados. Supe que con un buen plan, y una posterior negociación tendrían que sobornarme a mi también. A un militar. A "los verdes". Me fue fácil inmiscuirme en sus manejos, rápido vi la lana llegar. Me puse las pilas y yo también hacía mis negocitos con pilotos, sobrecargos y aduaneros. Allá arriba es otro pedo, allá en el cielo existe otro territorio, si no tienes alas no lo controlas. Solo algunos empleados podemos vigilar el arribo de esas naves cargadas de gente y mercancías. ¿Y quién vigila al vigilante? Máxime, si el negocio es redondo. No cualquiera entra, eso si. Hay que ponerse al tiro.

También hay que entender que es difícil no ser descubierto. El nível de discreción debe ser importante. Pero al cabo de un rato, cualquiera se entera de algunas cosas. Yo lo sabía. Aceptaba los riesgos que tomaba a diario.

Terminaron expulsandome del Ejercito cuando los de la Fuerza Area vieron que hacía mis business fuera del trabajo militar y obtenía un buen billete por otro lado. Yo ya estaba gozando privilegios,y pues no les pareció a algunos. Me acusaron de no cumplir mis deberes, casi inventan que yo era un desertor-pues a veces debía volar de una ciudad a otra, y por las características de los negocios no podía avisar a mis superiores-. Me les salí del huacal. Fui demasiado ambicioso. Me dieron de baja del Ejercito por insubordinación, y por aprovechar mi investidura militar y posición para hacer malos manejos, o algo; la verdad que les estaba estorbando a los mismos pinches recomendados que se graduaron conmigo. Querían mi puesto, aunque no supieran hacer ni madres; ni con dos de esos gueyes pudieron hacer un Poncho Nájera, no cubrían la chamba.
Pero para que no me les escapara, y me fuera como si nada a trabajar en lo civil, me amonestaron y me prohibieron trabajar en cualquier lugar del ámbito de la meteorología por cinco años. Ni aeropuertos, ni bases, ni nada. Me cortaron las alas. ¡Fue una reverenda mamada!

Me quedé un rato en México -el DF-. Pensando hacer algo de capital para irme al otro lado -E.U.- Empece desde mero abajo, de cargador en el mercado -en la central de abastos-, solo por que se me ocurrió que en un mercado no me iba a morir de hambre -y menos en un mercadote como ese-; es algo que aprendí de morro. Pude haber conseguido algo mucho mejor con mis credenciales y mi nivel, pero me estaba auto-flagelando, poniendome a prueba, demostrando que a mi nadie me tumba, por que yo siempre he estado abajo, vengo desde abajo. Nunca me podrán tumbar si nunca me he subido a ningún pinche lado. Yo sobrevivo, trabajo, no me paro a preguntarme que carajos pasó. Eso es perder tiempo.

En el mercado conocí bien a la chilanga banda. Se puede decir que yo andaba de incógnito, nada más viendo como era la cosa en pleno defectuoso, entre la gente de verdad. Y si esta cabrón, pero no me espanto. Solo hay que aprender a "alburerar" rápido; para defenderse siquiera.

De inmediato notaron que yo no estaba para ser un vil cargador, que me fletaba en todo. En chinga ya estaba yo manejando camiones cargados de frutas o verduras.

Me hice de un nombre como conductor eficiente. Todo se fue dando. Y una ves más salí del hoyo. Es cosa de voluntad.

Un día me mandaron de chalán con un trailero. Me enseñó todo lo básico, algunos tips para la vida en carretera. Y decidí que ahí estaba el trabajo para mí. Este amigo trailero me dio oportunidad de practicar el manejo en tramos largos; el mismo me recomendó cuando vio que estaba listo. Pagué una cuota, pasé varios exámenes, y pude con el paquete.

Aquí estoy ahora, todo un trailero, mucha chamba encima, y siempre cumpliendo con el encargo. ¿Para que quedar mal si de esto vivo?

Capítulo 1 -parte 2-.

En Tijuana entré al Ejercito. Estaba morrillo, pero me aumenté la edad. Compré una acta de nacimiento falsa -con el préstamo de un Tío- , por si alguien preguntaba, y fui a cuartel medio recomendado por un vecino que era soldado. Como necesitaban elementos entré a la tropa. No le saque a la chamba y me afanaba. Pronto los superiores querían mandarme directamente, que les hiciera determinada trabajo especial.Me traían para todos lados. Me di cuenta que todo mundo necesita de alguien que si haga su trabajo bien, y que de hecho vaya más allá del deber; todos quieren desprenderse de sus responsabilidades. Y a todos les gusta mandar, que alguien haga las cosas por ti. Pero no saben que esta actitud es la perdición. Te duermes, te pierdes en tu zona de confort. Te apendejas. Y entonces te chingan. No hay nada como estar alerta. El trabajo constante te mantiene alerta, es como ejercitar el músculo de la voluntad. Además yo no tenia nada que perder, yo siempre fui pobre, y sabía que el trabajo me iba a sacar del hoyo.
Les caí bien en el Ejercito, y alguien me aconsejó que estaría mejor si me enrolaba en la Fuerza Area. Así que me fui a Ensenada, a la base que hay allá.
Darle mantenimiento a los aviones se me hizo más interesante. Y andaba en chinga limpiando maquinas y haciendo de todo, aprendiendo mecánica.
Pronto comprendí que la gente abusa cada que puede. No me quejo. Me ayudaron a aprender la gran lección de la vida: somos unos pinches esclavos, nos tienen agarrados de los huevos. Si te late la lana ya eres esclavo del pinche dinero, y aunque no te guste, ¿sin dinero, como chingados vives?, unos papeluchos mugrientos -a menos que sea un dólar, por que este pinche peso !vale pa pura madre!-. Si te late aquello del amor, ¡verga! ya te esclavizaron para toda la vida. Ya me entienden, no quiero inventar el hilo negro aquí. Solo quiero establecer que, ya que uno no puede salir tan fácilmente de ser un esclavo más en esta tierra, sin más remedio yo he elegido ser esclavo del billete, de la morralla, la pachocha.

Un día voy a juntar tanta lana que voy a poder comprar un trailer. Y entonces sí , voy a tener más pinche dinero en el bolsillo que tu, pinche pata rajada, pinche prangana esclavo de no se que chingados, por que de dinero y business a leguas se nota que no sabes ni madre.

Hoy manejo este trailer, que no es cualquier cosa; llevo una carga de mucha responsabilidad, y cubro un horario que no cualquiera se lo echa. Los patrones ya saben que pedo conmigo. El mismo Patrón ya sabe que onda, que soy de fiar. Y que no salgo con mamadas. Todos los días como carne donde mejor la preparan, en San Luis Potosí, en Hidalgo, en Veracruz o en el DF. Con sus frijolitos y sus totopos.Anque no todo es carne, hay que balancear. Como sano, cada día me hago más fuerte que tú, que se ve que tragas puras chingaderas, y que malcomes.
Por un lado fue bueno que me ¨salieran¨de la Fuerza Aerea. -bueno que me sacaran -. Que no me sacaron. Me largué. Los mande a la verga. Me tenían hasta la madre y no iban a dejar que hiciera buen dinero. Me iban a esclavizar por años.

Después de un tiempo en activo, cuando vieron que era bueno para la estudiada y que hacía méritos, mi General me recomendó para salir de tropa y estudiar. Fui escalando posiciones; hasta que me gané un lugar para ir a estudiar al Colegio del Aire en Zapopan Jalisco, donde conocí a la que fue durante un tiempo mi mujer formal- como pareja, que no esposa, por que nunca nos casamos-. Me pusieron a estudiar meteorología. Me quedó perfecto; de inmediato me sentí a gusto inmerso en cálculos y en medidas, en estudios exhaustivos. Me destaque de los demás estudiantes; ya por entonces me di cuenta que con unas cubas o unas cheves me era más fácil desvelarme para estudiar, para absorber todo lo posible; y a las cinco de la mañana interrumpia mis lecturas, para -soportando la cruda como los grandes- con el sol en la cara hacer todo el númerito del servicio y el colegio.
Me los chingué a todos, iba que volaba para el primer lugar de mi generación; pero me pararon el carro. Me dijeron que ni soñara con primeros lugares, ni con becas, ni con buenos tratos o concesiones, que esos ya eran para los hijos de oficiales del Ejercito.Gente de tradición y amplia trayectoria en el medio. Que yo no era ni una mierda. Que ni familia tenía; que no se me olvidara que yo procedía de la tropa, y que aquí hay rangos y niveles. Hice mi coraje, y dejé de esforzarme tanto. Acabé los estudios de a pechito, me gradúe con las calificaciones que salieran, me daba igual.

Ya no estaba cazando las mejores calificaciones, ¿para que? si ya me habían advertido acerca de como iba a estar la situación. Aprendía lo que quería. Ahora no solo estudiaba sobre Meteorología. Me clavé en otras disciplinas. El calculo, los principios de la mecánica, la física -que, no creas, sirve mucho en esto de la manejada de camiones-, la fascinante y práctica química. La escuelita me valía madres; solo me interesaba exprimirles lo posible.

Graduado y toda la cosa, me mandaron a trabajar en el aeropuerto de aquí de México
-el DF pués-, en la torre de control, apoyando tanto a naves civiles como a militares. Estuve apoyando naves del Estado Mayor, de Presidencia; rápido fui reconocido por la gente civil de ahí ¿los militares? No, pues pinches envidiosos nunca reconocen nada, solo están para chingarte aunque no te equivoques; o te chingan para que te equivoques -aunque hay de todo, también hay camaradas y gente derecha-. Al ver este trato muchos amigos -ingenieros, meteorólogos- me recomendaban que me saliera del Ejercito, que yo podría hacer más lana en el ámbito civil. Lo que no sabían es que esta cabrón salirse.

11.21.2008

Capítulo 1-parte 1-.Además de beber, suelo dedicarme a otras cosas.

Además de beber, suelo dedicarme a otras cosas. Casi cualquier cosa es posible: carpintero, cargador -de los buenos-, transportista. En realidad soy meteorólogo y ex- militar. Pero el trabajo ha estado escaso a causa de mi baja supuestamente deshonrosa. De todas formas nunca me acomodé al ejercito. En realidad aguanto el trabajo pesado y monótono, pero no soy lo que se diría del tipo “Si señor”; puedo seguir ordenes inteligentes, pero estas son casi siempre escasas. No puedo dejar mis huevos en la puerta del cuartel; no puedo dejar mis huevos en ninguna parte. Lo único que pido es poder tener mis huevos en su lugar. ¿Es pedir mucho?

Era bueno en mi chamba, por que me gusta hacer las cosas bien, y estudiar mientras bebo ; es para mí la mejor forma de estudiar, y una buena forma de pasar el tiempo mientras bebes -como hay tantas y respetables formas-, tu solo y tu mente, y los libros. El saber, el aprender, es como una lucha, como una riña donde nadie sale navajeado y chorreando sangre. Una pelea interna si quieren. Trabajo y estudio más que cualquiera ¿y que si estoy bebiendo en horas de servicio, si hago mi trabajo? Lo aprendí de los profesionales, de los grandes, gente que es como una maquina, que siguen lo procedimientos, que sacan el trabajo;pero que necesitan un poco de gasolina para que el motor no truene, un pequeño incentivo.

No soy un asqueroso cerdo; nunca. Nunca me trague la mierda del ejercito, la ley de la humillación y de la fuerza. Es fácil tragarse eso de que eres parte de una gran maquinaria de guerra, de una institución intachabe que te permite mancharte si quieres, y que te entrena para sentir que estas por arriba de los civiles. Mejor dicho, sería fácil tragarse ese rollo -ese coco wash- si no tienes un poco de cerebro y criterio, cultura y conocimiento. Y como les digo, no voy por la vida de sabihondo ni de listillo; solo me gusta estudiar mientras bebo, es lo que más disfruto. Puedo ser una mierda, pero soy una mierda que estudia todas las noches y trabaja todos los días sin descanso, y un día seré una mierda con más dinero en sus bolsillos que tu. Por que yo nunca paro, yo nunca tomo vacaciones -viajar es mi trabajo-, yo nunca dejo de aprender. Soy una mierda humana que crece y conoce cada vez más, que no esta atado a nadie, que no tiene que provar nada, que maneja un trailer con prudencia y oficio, y a buena velocidad, cargado; y yo no me detengo, ni me distraigo por mucho tiempo. Por que en el fondo lo hago mecánicamente, sin mucho aprecio por mi vida, como un guerrero kamikaze en un trailer.

Lo de el ejercito era mi única opción, digamos que mi padre me dijo que no se iba a hacer responsable de mi por más tiempo, que yo ya no era un niño, y que podía largarme ya. Me dolió ver que mi propia familia no daba un carajo por mi; como no me va a doler. Pero ellos sabían que yo era orgulloso; y que en el fondo era tan hijo de puta como cualquiera de ellos. Mi única opción en ese momento era entrar al chingado ejercito, o morirme en la calle -esta bien, dramatice un poco, no me hubiera muerto en la calle, habría sobrevivido por que soy de Tijuana, pero ustedes me entienden-.