12.31.2009

Capítulo 6, -parte 1-:En dos semanas yo ya conocía sus rutas habituales.

En dos semanas yo ya conocía sus rutas habituales. Sabía dónde estaría a esa hora. Los hábitos, esas benditas anclas que mantienen -y construyen- nuestra realidad personal, casi nunca fallan.

Ahí estaba el infame Morales, ex militar, ex policía judicial, y ahora
flamante “empresario”, haciendo ejercicios de calentamiento antes de correr un poco en la pista del parque. Con ropa deportiva de un blanco impecable. Rodeado de guaruras; conduciéndose con un sentimiento de autoafirmación digno de ser analizado y estudiado. “Soy importante” gritaba a los cuatro vientos su actitud, sus modos arrogantes, y hasta su ropa. Si no bastaba el hecho de estar rodeado de personal de seguridad, su postura, su “danza” de calentamiento y estiramiento antes de correr (mientras hablaba por celular de cosas en apariencia también muy importantes) terminaban por redondear el efecto de pavo real. Era más el "calentamiento" y los aspavientos que hacía el Morales, que el ejercicio real que ejecutaba. Era casi cómico, fársico; como ver en una obra de teatro a un actor consumado. El no era un animal cualquiera, era un animal “superior” y privilegiado(esto último si era un hecho comprobado).

Fermín Omar Morales Guzmán, “el Morales”, moviéndose como un tiburón blanco, vigilante y ominoso. Podía estar en un lugar exclusivo, caro, o podía solo estar en una calle solitaria; podía vestir solo “pants” mientras hacía ejercicio, el mensaje siempre era claro: “soy intocable”, “ni lo intentes”.

Aunque yo nunca he hecho mucho caso de ese tipo de mensajes de advertencia. “No entre”, “no estacionarse”, “no, no, y no”. Nunca me los he creído. Tu me ponchas mis llantas, perfecto, yo te mando al puto hospital, así están las cosas. “No entres”; pues gracias por el consejo, pero ¿cómo ves que entro cuando tu ni siquiera estas? Buen intento; pero necesitas algo mejor que mensajitos de advertencia, ¿qué tal que si el que te va a chingar ni siquiera sabe leer?, ¿tu crees que se va a tomar la molestia de leer tu puto letrerito? Las señales son para gente estúpida y crédula, o muy civilizada, gente a la que algo le importa. Si, muy seguramente un pirata se detendría ante un letrero que dijera “Piratas, favor de NO atacar mi barco”; que ingenuos. ¿Tu tienes cañones? Bien hecho, muy loable. Yo no necesito un cañón. Yo solo necesito un instante. Un instante en que tu te distraigas en tus múltiples ocupaciones. Yo sabré esperar. Ahora mismo te podría apuntar a la cabeza con un rifle regular. Eso quiere decir que no eres tan importante; no eres tan intocable. Puro pájaro nalgón. Eres prescindible, y tus patrones también. Estas a mitad del sexenio y ya tienes muchos enemigos; pero a ti con uno te basta. Con el viejo del Patrón; te metiste con un zorro plateado, por algo nunca lo han podido quitar, desde que era político en los setentas.

Sigo observando al tipo de blanco y a su comitiva. Puede faltar un lunes a correr, pero nunca los martes ni los miércoles; los jueves y viernes parecen ser opcionales también. Pero hay algo en su mente, una fijación por correr los días martes y miércoles más de la cuenta, con más vigor que en otros días. Siempre a la misma hora. La constancia es importante en cualquier ejercicio físico. Tengo que darle crédito por eso. Es una rata, pero cuando quiere puede ser muy constante; y sanguinario también. Por eso lo mejor era ser también tajantes y, llegado el momento, deliberadamente violentos; ya era suficiente de andar siguiéndolo, a mi parecer lo mejor era sacarlo de la jugada primero, porque nadie quiere enfrentarse directamente con alguien tan cabrón e impulsivo. Ya había escuchado suficientes historias de Fermín Morales como para no tener precaución. Era brutal y sistemáticamente agresivo; era adicto a la cocaína, a las metanfetaminas, y al alcohol; amante de las fiestas sexuales desbocadas y de los maratones alcohólicos. Para el eran comunes las fiestas de tres días en alguna de sus casas-y aún así, el hijo de puta salía a correr crudo o todavía ebrio-; a pesar de esto sabía mantener una buena imagen profesional. Había sido primero militar, desertó a los cinco años de servicio, y luego, tras un extraño designio, fue comandante de la policía judicial. Aunque después de una larga investigación -nunca lograban tener pruebas suficientes- fue cesado de sus labores en la policía judicial, sin una sola represalia. Al poco tiempo reapareció como jefe de seguridad de un exitoso empresario que se hacía millonario a una velocidad pasmosa.

A Fermín “el Morales” parecía irle bien, a pesar de tener un grueso expediente en la inteligencia militar, y de tener ya fuertes acusaciones por parte de organismos internacionales como la CIA.

Buena carrera tenía este tal Morales, rápida, en ascenso, fructífera en dividendos, con estupendos socios. No es tan mala idea vivir bajo su sombra, ser su amigo, y no contradecirlo en nada.

Capitulo 5, -parte 2-.

Entré a un edificio de departamentos haciéndome pasar por un empleado de la compañía de gas -con uniforme, herramienta y todo; me encantan estos trabajos-. Una vecina me dejó entrar al edificio, y abrió el candado de la azotea mientras me expresaba sus innumerables quejas con el servicio de gas. Fingí que revisaba los ductos, hasta que la señora se marchó. No quiso confiarme la llave del candado de la azotea.

Estaba pensando cómo resolver el problema del candado –pues si iba a vigilar desde ahí, necesitaba entrar y salir a mi antojo-, cuando desde esa altura descubrí un mejor lugar para vigilar: un edificio vecino de menor tamaño, más modesto y descuidado. De todas formas daba al parque de enfrente –el que debía vigilar-. Me trasladé de inmediato a ese edificio. La señora se despidió con su retahíla de quejas. Yo ya me sentía aliviado de no volver a verla nunca.¡Al carajo ese condominio y sus quejumbrosos habitantes!

Entré al otro edificio. La puerta de su azotea estaba anárquicamente abierta, buena señal. Revisé el nuevo lugar; y me agazapé en un rincón del techo de ese viejo inmueble, pensando que el cambio de planes había sido el idóneo. Nadie rondaba por ahí a esas horas-casi las diez de la mañana-, salvo una que otra señora que tendía su ropa para que se secara. Encontré un lugar perfecto desde donde podía vigilar sin ser visto por curiosos: en medio de una pila de agua y una pared. El parque, justo enfrente, se veía casi en su totalidad, una mancha verde, cuadrada, en medio de tanto gris del asfalto y los edificios. Desde ahí podría vigilar sin problemas y desde las alturas a “el Morales” cuando casi todos los días salía a correr acompañado de su séquito de guaruras, los cuales pasaban por ser simples ciudadanos en el parque; y algunos hasta iban de pants y fingían hacer ejercicio, aunque solo hablaran por celular o radio, y no tuvieran pinta alguna de deportistas.

Mientras esperaba a que llegara el sujeto en cuestión -y su comitiva-, recordé la historia que nos contó Roxana de cuando conoció a este personaje –clave de los asaltos-, y se enteró de sus nexos:

- Es un cabrón "cabrón"; para nada es un cabrón "buena onda". Nos miraba a mí y a la Medusa, y a casi todo mundo, con unos ojos de toro loco, que uno no sabía si te quería madrear o te quería coger; o las dos cosas. Muy engañoso el tipo; porque a pesar de su aire de salvaje, la ropa y las joyitas que tenía eran muy caras. Cuando me dí cuenta, "la Medusa" ya estaba platicando con uno de los amigos de este guey – valiéndole madre que viniera contratada por otra persona; la Medusa nunca le pierde, menos cuando ve buen varo-. Y en unos minutos ya éramos todos “amigos”, así que nos invitaron a seguir la fiesta en una de las casas del fulano este, “el Morales” le dicen y se apellida. Yo no estaba muy segura; pero, digamos que estos gueyes eran muy convincentes. De inmediato le sugirieron a nuestros acompañantes que se largaran de ahí sin hacer mucho escándalo, que nosotros nos íbamos con ellos; así, de huevos. Ya en la casa de el Morales, nos pusimos una super pedota; no faltaba nada, el alcohol del que quisieras, coca…; y la Medusa y yo pensamos: pues de aquí somos. Aunque, como te digo, nunca me dieron confianza. Tenían todo el tipo de judiciales –gordos, bruscos , viciosos-, y algunos otros de militares –con cierta disciplina y modos marciales, pero bien pinches locos-; aunque se notaba que ahora gozaban de otro nivel, de otro perfil más "aca", mas de alto ejecutivo, o guarura de algún influyentazo. No les voy a contar todo el desmadre, la cosa es que la fiesta se puso candente y locochona. Y ya en "confianza", uno de estos chavos,el que estuvo más tiempo conmigo, me contó a que se dedicaban, nada más para apantallarme. Yo, pues lo escuchaba; hasta que me contó que había llegado a su poder una carga disque "ilegal" de televisiones que habían decomisado; que si quería hasta me regalaba una, que eran de alta definición, “lsd” y ya sabes, toda la mamada.

-¿Serán televisores de Lcd? –la interrumpí.

-Pus de lo que sean, tu me entendiste. La cosa, es que para dármela, me pedía mi dirección, y que él me la llevaba en persona al día siguiente. La verdad es que ya estaba bien pasado. Pero despertó mi curiosidad, ¿quién te regala una tele de esas así nada más? Claro que le di excusas para no decirle mi dirección; pero la neta, si estaba tentada a tener una tele nueva; para mi niño. Y ahí, pensando, como que lo relacione todo, y me acordé que al Patrón le estaban asaltando su cargas. Luego, ya en mi casa, le pregunté a Doña Berta si le habían robado recientemente una carga de teles de esas al Patrón,hata le dí la marca, y me dijo que sí; por eso yo digo que son ellos. Y lo digo porque me dieron algunos detalles de sus "travesuras". Ya no los seguimos viendo; por si se daban cuenta que nosotras estamos relacionadas con el Patrón y Doña Berta. Fue solo una noche de copas, donde se les fueron algunas palabras de más, frente a nosotras. Y pues la cagaron, porque nos dimos cuenta que había muchas coincidencias entre los robos y estos tipos. Además andaban muy crecidos celebrando; y yo medio escuché que se habían chingado otra vez "al ruco", o sea a el Patrón.

8.09.2009

Capítulo 5 -parte 1- Roxana nos narró, con su muy pintoresco estilo...

Roxana nos narró,con su muy pintoresco estilo, su encuentro casual-y muy afortunado para nosotros- con un tipo directamente ligado a los asaltos a traileros. Ella, junto con otra chica conocida como "la Medusa"(y que también trabaja para el Patrón), acudieron a una fiesta muy exclusiva, llena de personajes influyentes. Iban contratadas como “scorts” –damas de compañía- por dos snobs tarados que no tienen nada que ver con este asunto. Ahí, en esa fiesta, conocieron precisamente -te digo que no hay casualidades- a uno de los socios (y el mero brazo armado; o "lugarteniente") de estos hijos de la chingada dedicados a asediar a los traileros y sus cargas. Y efectivamente, como lo había advertido Doña Berta, se trataba de peces gordos: de politicazos;y sus policías,sus guaruras,sus socios, todo su sequito. La Doña del cochambroso mandil también tenía razón en pensar que era mucho más sencillo que ellos nos chingaran a nosotros primero, antes de pudieramos siquiera intentar poner algún freno a su tropelias.

La situación nos rebasaba un poco; ellos tenían el sartén por el mango, y mucho poder de fuego e "influencía". Pero, en situaciones así, yo no nunca olvidaba el hecho de que siempre hay una fracción que no se acomoda a las formulas, un elemento rebelde e inesperado: un culero, un "listillo", un pendejo más loco que ellos -o más desesperado-, que no tiene nada que perder, y si mucho por ganar. Así que si estos personajes estaban en plena fiesta del sexenio donde engordaban sus cuentas nada más por ser tal o cual secretario, gobernador, o detentar cualquier pinche cargo público sacado de la manga, y si se estaban repartiendo entre ellos "bien y bonito" como si no hubiera mañana, ¿pues porque no recoger las moronas del festín desquiciado que estas cucarachas desperdigaban?

¿Por qué no podía tocarme algo a mi?

Instalados en su zona de confort, confiados, prepotentes, voraces, y déspotas. Pensandolo bién, mejor blanco no podía existir: un blanco visible y sobornable; casi predecible. ¿Ya ven como no todo esta en nuestra contra? "Ellos" son como globos, viven de su imagen agigantada, pero por más que procuran "esconderse", siempre salen flotando a la luz del día.

Así; al parecer de rebote -porque el mundo de las putas en México (el D.F.) de cierta calidad, a final de cuentas es un mundo pequeño-, dimos con algunos nombres. Mi trabajo ahora era espiarlos; ser la sombra de sus guaruras; esa sombra que se marca -casi viva- debajo de sus autos de lujo, mientras hacen sus rutas cotidianas a toda velocidad.

Si estaban rodeados de guaruras, yo vería a estos desde una distancia prudente, moviéndose como hormigas, serían mi espectáculo. No hay que dejarse impresionar tanto por gorilas a sueldo. Tampoco pueden estar en todos lados, sería mucho más caro.

7.28.2009

Cápitulo 4 -parte 3-.

Debí de haber tenido una estupenda cara de pendejo satisfecho; por que Roxana y Jacinto -que venian por el pasillo,caminando hacia nuestra habitación- se burlaron un poco de mi aspecto.
“-¡Órale! Y así todo ordeñado quieres hablar de busines". -dijo Roxana- ¿A poco si te despachó bien la "Amargaret"? Por tu cara de güey yo digo que la agarraste de buenas.
-Margaret no decía nada; ni siquiera mostraba algún gesto –en su rostro recién maquillado y retocado- que reflejara el hecho de estar escuchando esas palabras. Roxana prosiguió: "Si tiene potencial la nena; yo siempre lo he dicho, por eso es "mija". Margaret seguía inmutable; aunque debo decir que ya no reía tanto.

Lo que me preguntaba en esos momentos era: "¿como supo Roxana que Margaret y yo ya habíamos acabado de hacer lo propio? ¿Tienen tán bien medidos los tiempos? A eso se dedican pero, ¿que tal si yo quisiera echarme el segundo round?

Regresamos al "lobby"; ahora solo estábamos los cuatro: Roxana,Margaret, Jacinto y yo. Margaret subió sus pies en la mesa de café, con la punta de sus tacones casi rayando la madera barnizada del mueble; Roxana le lanzó una mirada de sorpresa; pero no lo desaprobó. Se podía ver la tanga de Margaret debajo de su diminuto vestido negro -nada que yo ya no conociera-, y como emergían de ahí sus torneadas piernas. Tuve que recorrerlas -un poco- con la mano. Por otro lado –al otro lado de la mesa; frente a mi- Roxana cruzaba sus piernas y encendía un cigarro; tenía un mini vestido (así les dicen ellas a esas prendas; por eso les llamo así-) que dejaba ver que tenía unas piernas largas y estilizadas; superiores a las rechonchas -en comparación- y cortas piernitas de Margaret. Roxana ostentaba unas piernas tan largas como una carretera-fue muy pinche obvia la frasecita, dada mi ocupación, pero tenía que decirla, ni modo, ¡las piernas de Roxana lo merecen!- Pero, como si hiciera falta que Roxana llamara aún más mi atención -más que sus piernas de lujo-, esta sacó,como en un acto de magía, una bolsita con cocaína. -¿Quieres una línea?-preguntó.
–“Claro”- contesté, solo para sentir como Margaret gritaba muy cerca de mi oído. -"¡Yo también quiero!". Dado el entusiasmo de “Marga”, dejé que ella inhalara primero. Jacinto no le entró. Tal vez para guardar las apariencias conmigo; ¿quien sabe? Se lo perdió, porque era muy buena coca.

-Ahora sí; tengo que contarles que onda. -dijo Roxana interrumpiendo las carcajadas de Margaret, y las risas de Jacinto y mías.
-OK , OK...¿Que onda contigo Rox?
-Ya pónganse serios corazones...por que ahí les va la bomba.
-¿Así como va, y sin Vaselina?
-“Orale; ponganse “de a cuatro”. Ahí les va la verga… ¡ja ja ja!” -rió Roxana como una bruja; o, para ser más exactos, como una puta loca.

Pero a pesar de lo loca, o de lo puta que fuera Roxana-que es muy su pedo-, su información era de primera mano. Y ligaba directamente nombres, “santo y seña” de personas involucradas en los robos, y crímenes cometidos contra los tráileros. Y muy seguramente, dada su filiación, involucrados en mil y una chingaderas. Personajes francamente siniestros que ocupaban cargos públicos: agentes, policías, federales, aduaneros…¡puta!; ¿pa´ que le sigo? Si se van a emputar de indignación.

7.21.2009

Capitulo 4 -parte 2-.

Margaret me llevaba de la mano; conduciéndome y jugando conmigo; jugando a excitarme-sabía hacer su trabajo-. Serpenteando, primero por los pasillos de aquella casa, para luego subir una escalera. Yo no soltaba la verde botella de Buchanan`s ; ni Margaret me soltaba a mí. Entramos a un cuarto amplio; digo, "amplio" comparado con los sucios y claustrofóbicos cuartuchos de los puteros que yo solía frecuentar en Tijuana, y en México.

No recuerdo por que reíamos tanto;¿porque nos hacíamos reír mutuamente con tanta facilidad a pesar de conocernos hacía apenas unos minutos? Ella era una escuinclita risueña y coqueta, incitante. Una traviesa –¿ah- traviesa?- consiente del deseo que despertaba en la gente.

Me llevó de la mano hasta la cama; se sentó, y mientras yo permanecía de pie frente a ella, me tocaba la verga. Tanteo un poco; "sopesó", pues. En esos momentos pensé que me bajaría los pantalones, y que me la mamaria ¿Por qué pensé esto? No solo por que yo lo deseara, sino que había algo en la forma en cómo me miraba. La gente habla de "química"; de un "click" entre dos seres. Yo le llamo "ganas", andar "ganoso", la pura lujuria humana -hombres y mujeres por igual; que no se hagan pendejas ella solas, haciendo como que no les gusta-. Nosotros parecíamos tener esa "química"; esa sinergia. Yo más bien, que soy meteorólogo, lo veo como una fuerza de la naturaleza; un accidente causado por las hormonas y por todos esos pedos químicos.

¿Cómo no adorar ese cuerpo, esa risa -entre desenfadada y gozosa-? ¿Como no enamorarse de una puta, de una putita? ¿Como no justificar que se ganara la vida en esto si brindaba amor, carne, carne segura y tibia? Era difícil no ser un pendejo, y caer a sus piernas y abrazarlas; asirse a ellas; a sus pies con zapatos de tacón y medias puestas. ¡Carajo! ¿Yo le preguntaría a cualquiera que la conociera, si no caería como pendejo por esta puta en particular? Nadie en su sano juicio negaría que su piel es de esas que provocan que se te olvide hasta tu nombre; que se te olvide tanto que te inventes uno nuevo - apenas improvisado- mientras la penetras, y acaricias sus nalgas, o sus tetas. Si ella se llama Margaret ¡pues que carajos! Yo me llamaba ahora “pendejo por Margaret”. ¿De qué sirve decirle a un alcohólico que no se enamore de una prostituta? Si yo ya estaba “condenado” –todos me lo hacían saber aunque no fuera necesario-. Yo ya estaba “prohibido” por la sociedad y esas mafufadas. Siempre he estado prohibido y condenado –story of my life-. ¿Que mas daba otra raya al tigre-otra mancha a la cebra, otra cebra al león-?

Las piernas recién depiladas, con olor a cremas aromáticas –con olor a rosas, a fresas, a coco, y hasta a “chocolate”- ; los ojos brillosos, los labios húmedos que algo buscan,algo más que sexo. El sexo es solo la carretera; la vía para abandonarse un rato. Es peligroso pensar que el sexo es el fin en sí mismo –aunque lo sea-; porque entonces ya te chingaste; ya te “clavaste” –y bien “ensartado”-. Y una vez más es tu turno de golpear fuertemente el suelo con tu cuerpo, con saña, como si le doliera más al concreto que a ti, como si fueras a resquebrajarlo con la fuerza de tu cráneo, y que esa sangre que está ahí, brotara de una herida que le abriste a la calle, y no fuera en realidad tu sangre la que esta decorando el suelo.

1.15.2009

Capitulo 4 -parte 1-. Mujeres de confianza.

Regresamos al DF. Doña Berta me dio a entender que la persona que íbamos a contactar era de su entera confianza.
-"Que bueno; necesitamos gente de toda nuestra confianza..."- dije.
-Si hombre, esta es chica de confianza...¡es puta pues! -Me aclaró Doña Berta, para luego soltar una de sus guturales carcajadas, con esa voz suya, seca y cavernosa.

Así que, estando al tanto de este último dato, y ya dentro de la pequeña habitación que yo rento, me puse más colonia de lo acostumbrado, use una camisa nueva, y me esmeré en rasurarme.

La voz que me contestó al otro lado del teléfono sonó, efectivamente, "confiable": alegre, relajada, y amable, con un tono de coquetería al terminar cada frase.

-Hola...
-Hola, soy Poncho Najera, soy trailero; hablo de parte de Doña Berta y...
-Si, si, Poncho el trailero. Doña Berta me dijo que onda contigo. Pues vente para acá corazón, para platicar. ¿Si sabes donde estamos, no?
-No.
-¿Pues cuanto tiempo llevas de trailero?¿Nunca has venido? Con razón te escogieron a ti ja ja.

Me dió la dirección, e invité a Jacinto a ir; es preferible no ir con las putas solo, menos si no las conoces. Lo digo ahora que ya las conozco un poquito mejor. Jacinto, sin embargo, ya conocía muy bien el lugar; aunque me aclaró que había acudido a esa zona en particular a solicitar servicio solo una cuantas veces; pero que le guardaba simpatía a esas calles, pues su padre lo llevó ahí cuando Jacinto cumplió catorce años, para que lo "desvirginaran". Este hecho -y su posterior relato- me pareció una buena historía, y una buena señal. Es decir, son coincidencias como esta las que inconcientemente te hacen sentir que vas por camino correcto; son como señalamientos en una carretera inundada por la niebla.

Al llegar con las chicas todo eran sonrisas y buenos tratos; hasta las putas más malhumoradas mostraban los dientes cuando nos las presentaban; ibamos como recomendados por el Papa, o por el presidente. La chica con la que debía hablar se llamaba, o se hacía llamar Roxana. Nos ofreció algo de beber, y yo pedí whisky. Nos trajeron una botella de Buchanan´s por cortesía de la casa. Estaban muy bién surtidos en el lobby de la casa que hacía de cuarteles generales para estas mujeres.

-Así que tu eres Poncho.
-Servidor y amigo. -dije cortés-.
-No te había visto por aquí. ¿No te habían recomendado venir aca?
-Me muevo por otras zonas.
-OK;nos dijeron que los atendieramos bién. Asi que, ¿que quieren primero chicos, negocios o placer?
-Bueno, se puede decir que ya estamos en los negocios; todo va junto,negocios y placer ¿o no?.
-Si;algo asi. Tu si sabes -me dijo con cierta displicencia-.
-El negocio es el placer -continué-.
-Por aqui si. ¿Y que tu amiguito no habla?
-Solo cuando es su turno.
-Me gusta tu amiguito.
-Se llama Jacinto. A lo mejor a el si lo reconoces de tiempo atrás.
-¿De atras tiempo? ¿A poco eres cliente?

Jacinto se puso a platicar con la tal Roxana, la cuál le hecho el ojo y se sentó hábilmente en sus piernas; yo me entretuve con otras dos chicas, hablamos de cualquier cosa, y me tocaban la verga y dejaban que las tocara. Pero sentí que a pesar de que estas viejas estaban bien, tenía que echar un ojo al resto de las chicas ahora que la tienda estaba abierta solo para nosotros. Así que para el segundo vaso de Whisky le pregunté a Roxana si tenía a alguna compañera más chavita que estas, de preferencia de cabello negro y buenas nalgas.
-¿Chavita? ¿Como de diez, o de doce?
-Digamos, que sea algo un poco más legal.
-OK. A ver hablenle a la Margara.
-Espero que este mejor de lo que suena su nombre.
-Mi vida, aquí lo de menos es el nombre.

Y Roxana tenía razón, algo me enganchó desde que vi entrar a Margaret (ahí le dicen Margara, Margot, Valemargaret -por que siempre esta en su onda y manda a todos a la verga, le vale madre pues-;le dicen como se les ocurra). Después la misma Margaret me explicó que escogió ese nombre en particular, por que casi todas las putas de ahí usaban un nombre en inglés, y ella pensó que no había nada de carácter más inglés, que por ejemplo, Doña Margaret Tatcher, de ahí se inspiró para su "nombre de batalla".

-Pero linda, no hay mujer más anti-sexy que Margaret Thatcher.
-Por eso es divertido.
-¿Te gustan la ironías?
-Me gusta divertirme, hasta con mis nombres.
-¿Y como es que alguien de tu edad tiene puta idea de quién fue Margaret Tatcher?
-Por que me gusta ver y leer biografías de mujeres influyentes y poderosas.
-¿Te gusta el poder entonces?
-Debe gustarme si trabajo con el sexo.
Debí de haber puesto cara de desconcierto ante su respuesta; pues de inmediato agregó:
-Bueno; pero no me pagan por espantarte; mejor vamos a relajarnos a un cuarto.
La acompañe seducido de antemano por una aura especial que de ella emanaba; su personalidad, su voz, su bien formado cuerpo, su lacio cabello negro; su juventud, esa traviesa forma de comportarse. ¿Como había llegado ella ahí?¿Por que conservaba inmaculado su espíritu y su voluntad? Me refiero a que, a pesar de su profesión, no sonaba forzado su entusiasmo ni su alegría. Su forma de ser era genuinamente natural; no había muchas cosas estudiadas; esto se percibia, sobre todo, al compararla con las otras. Se que la gente suele enamorarse de las putas con cierta frecuencia, y con resultados no siempre afortunados. Pero es que ahí era imposible no salir prendado de la chaparrita y bien formada Margaret. Además, nos habíamos hecho amigos -legitimos- rápidamente; era impensable no llevar esto a un nivel más personal e intimo; a sus últimas consecuencias.