7.28.2009

Cápitulo 4 -parte 3-.

Debí de haber tenido una estupenda cara de pendejo satisfecho; por que Roxana y Jacinto -que venian por el pasillo,caminando hacia nuestra habitación- se burlaron un poco de mi aspecto.
“-¡Órale! Y así todo ordeñado quieres hablar de busines". -dijo Roxana- ¿A poco si te despachó bien la "Amargaret"? Por tu cara de güey yo digo que la agarraste de buenas.
-Margaret no decía nada; ni siquiera mostraba algún gesto –en su rostro recién maquillado y retocado- que reflejara el hecho de estar escuchando esas palabras. Roxana prosiguió: "Si tiene potencial la nena; yo siempre lo he dicho, por eso es "mija". Margaret seguía inmutable; aunque debo decir que ya no reía tanto.

Lo que me preguntaba en esos momentos era: "¿como supo Roxana que Margaret y yo ya habíamos acabado de hacer lo propio? ¿Tienen tán bien medidos los tiempos? A eso se dedican pero, ¿que tal si yo quisiera echarme el segundo round?

Regresamos al "lobby"; ahora solo estábamos los cuatro: Roxana,Margaret, Jacinto y yo. Margaret subió sus pies en la mesa de café, con la punta de sus tacones casi rayando la madera barnizada del mueble; Roxana le lanzó una mirada de sorpresa; pero no lo desaprobó. Se podía ver la tanga de Margaret debajo de su diminuto vestido negro -nada que yo ya no conociera-, y como emergían de ahí sus torneadas piernas. Tuve que recorrerlas -un poco- con la mano. Por otro lado –al otro lado de la mesa; frente a mi- Roxana cruzaba sus piernas y encendía un cigarro; tenía un mini vestido (así les dicen ellas a esas prendas; por eso les llamo así-) que dejaba ver que tenía unas piernas largas y estilizadas; superiores a las rechonchas -en comparación- y cortas piernitas de Margaret. Roxana ostentaba unas piernas tan largas como una carretera-fue muy pinche obvia la frasecita, dada mi ocupación, pero tenía que decirla, ni modo, ¡las piernas de Roxana lo merecen!- Pero, como si hiciera falta que Roxana llamara aún más mi atención -más que sus piernas de lujo-, esta sacó,como en un acto de magía, una bolsita con cocaína. -¿Quieres una línea?-preguntó.
–“Claro”- contesté, solo para sentir como Margaret gritaba muy cerca de mi oído. -"¡Yo también quiero!". Dado el entusiasmo de “Marga”, dejé que ella inhalara primero. Jacinto no le entró. Tal vez para guardar las apariencias conmigo; ¿quien sabe? Se lo perdió, porque era muy buena coca.

-Ahora sí; tengo que contarles que onda. -dijo Roxana interrumpiendo las carcajadas de Margaret, y las risas de Jacinto y mías.
-OK , OK...¿Que onda contigo Rox?
-Ya pónganse serios corazones...por que ahí les va la bomba.
-¿Así como va, y sin Vaselina?
-“Orale; ponganse “de a cuatro”. Ahí les va la verga… ¡ja ja ja!” -rió Roxana como una bruja; o, para ser más exactos, como una puta loca.

Pero a pesar de lo loca, o de lo puta que fuera Roxana-que es muy su pedo-, su información era de primera mano. Y ligaba directamente nombres, “santo y seña” de personas involucradas en los robos, y crímenes cometidos contra los tráileros. Y muy seguramente, dada su filiación, involucrados en mil y una chingaderas. Personajes francamente siniestros que ocupaban cargos públicos: agentes, policías, federales, aduaneros…¡puta!; ¿pa´ que le sigo? Si se van a emputar de indignación.

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