12.01.2008

Capítulo 2 -parte2-.

Fui a Cuernavaca en un tranquilo y soleado domingo. Rara vez descansaba los domingos; o me la pasaba en una ciudad diferente donde no conocía a nadíe.
Durante todo ese fín de semana no me dieron trabajo. Supongo que el Patrón quería asegurarse de que no faltara a la cita.
Como yo no tengo un auto, viajé en autobús rumbo a Cuernavaca –aunque se siente bien no manejar por unas horas- . Al llegar a la estación tomé un taxi; pero como la casa del Patrón esta a las afueras de la ciudad, el traslado fue complicado, y el taxista no daba con el lugar. Yo esperaba que el conductor solo estuviera haciendo tiempo para cobrar más, pero estaba realmente extraviado, entre casas gigantescas, gasolineras, restaurantes de paso y pueblitos. En situaciones así es incomodo no estar al volante. En medio de la carretera, pude preguntar a alguien que me supo explicar perfectamente hacía donde debía ir, y así yo pude guiar al taxista rumbo al destino correcto. Terminó cobrándome bastante dinero como para tratarse de un taxi con llantas lisas y mala suspensión, conducido por un inepto. El verdadero problema es que odio llegar tarde, da muy mala imagen.

Afuera de la casa se escuchaba el ruido de una banda tocando en vivo. Había muchos autos, e incluso un autobus, estacionados contra los altos muros que protegían la casa. Por lo visto yo no era el único invitado.
La casa era, en realidad, varías casas, dos albercas gigantescas, extensos prados, caballerizas, canchas de fútbol, squash, y basketball, y un jardín botánico; una verdadera mansión escondida entre pueblillos.
En una de las áreas con alberca se celebraba en esos momentos la fiesta de cumpleaños de uno de los nietos del Patrón, un chavo que ese día cumplía diesisiete años. Así que la fiesta era en grande, con una banda de rock, y disc jokeys repartidos en zonas mas intimas de ¨la casa¨; se notaba que le gustaba la música al cumpleañero. Calculé que había unos sesenta o setenta jóvenes repartidos por ahí, embriagándose y divirtiéndose; sin duda habría más en otras áreas, pero esos son los que pude ver el tiempo que estuve ahí, observando a las sexis morrillas en sus bikinis, riendo, gritando y pataleando en el agua, sumergiendo sus curvas y sus suaves pieles en la alberca o en el jacuzzy, mientras los músicos se desvivían por llamar la atención de su indiferente audiencía. Esto apenas estaba comenzando.
Don Federico Gamboa estaba dentro de la casa en una reunión de gente más madura, animados también, pero mucho más sosegados que los desenfrenados chavos que parecían no querer saber nada del mañana, ni del mundo alla afuera de esos altos muros.
El Patrón me dio una acalorada bienvenida, me presentó a algunas personas de su confianza, y les dijo a algunos que yo era su trailero modelo, que nunca fallaba en una entrega, y nunca daba excusas. A pesar de ser la verdad, esas cosas no suelen decirse. Pero bueno, el Patrón dice lo que quiere.
Noté miradas algo molestas por mi presencia; era obvio que no esperaban convivir con un vil trailero. Pero me presentaron a Don Aquino, un socio muy importante del Patrón, que empezó siendo también trailero. Platicó un poco conmigo y me hizo sentir en confianza. También me presentaron a unas señoras muy animadas-después de ver a las chicas de alla afuera, estas, de adentro, parecian señoras, aunque estuvieran en sus veintes;supongo que el ambiente influye, además de tener más ropa encima-. Estuve platicando con una de ellas. Me dijo que yo no hablaba ni me comportaba como trailero. Le seguí un poco el juego. Asi estuve un rato apreciando los muebles, la decoración del lugar, y a las damas guapas que había por ahí, hasta que el Patrón me tomó del brazo y me llevó hacía otra habitación; alejados de todos. Nos sentamos en una cantina (bar) estilo mexicano, que estaba en la esquina de un cuarto muy interesante donde se exhibian piezas de ceramica al parecer precolombinas- no creo que el patrón exhibá tan orgulloso piezas de imitación-. A lo lejos se escuchaba el barullo combinado de una banda de rock y musica electronica, junto a gritos de algarabíá de los jovenes que celebraban afuera.

Mientras el mismísimo patrón me servía algo de whisky en su cantina privada, pudimos hablar más directamente.
-¿Te perdiste verdad? No dabas con la casa.
-Si Patrón, la verdad es que si me di una buena perdida. -dijé, para después sorber un poco del excelente whiskey-.
-Todos se pierden la primera vez que vienen para acá. ¿Por qué no hablaste?
-No estaba tan difícil, pero el taxista era medio bruto.
-¿Te viniste en un pinche taxi? ¿cómo,no tienes coche Nájera?
-Ahora no Patrón…
-Pues si, ¿para que? Si te la pasas en los trailers. Luego luego se ve que eres un tipo práctico. ¿Y tu familia? ¿No tienes vieja?
-Fíjese que estoy separado de mi esposa; y no me he comprometido todavía con nadie Patrón…
-Eso esta bién. De pendejo se casa uno otra vez. Y pues si, es un pinche compromiso que no te suelta ¡cabrón! ¡De pendejo te casas!

El Patrón estaba de buenas, me trataba con mucha confianza. Yo me preguntaba a que se debía tanta amabilidad; o si de verdad era tan buena persona como parecía y se comportaba.

Por fín el Patrón me habló del asunto a tratar.
-Mira Nájera. En este medio siempre esta el riesgo de que te asalten a los conductores y se roben la carga; es algo común. Para eso esta asegurado casi todo. Pero últimamente se han estado pasando de la raya. Cada vez me roban más, y cada vez son más violentos. Ya están matando a los conductores nada más por matarlos. Atracan con comandos armados; y son o se hacen pasar por polícias. Ya esta muy cabrona la cosa. Y me corto un huevo si no esta involucrada gente que trabaja en la empresa, que sabe los manejos, las entradas y salidas, que tipo de carga llevan. Y actúan con total seguridad e impunidad. Para mi que polícias, o militares, o ex militares están metidos en esto, por que sus tácticas son de gente entrenada, su marca es la de gente preparada para atacar sin dejar prisioneros. Pasandose de verga. Andan muy envalentonados y ya me llenaron de piedritas el hígado estos hijos de la chingada.
-¿Y las autoridades que dicen? ¿Qué resultados han dado las investigaciones?
-Pues las autoridades me dicen que están en eso, que están investigando, y que la chingada. Lo que siempre dicen. Ni por que soy compadre del Procurador de Justicia me resuelven. Para mi que me están viendo la cara de pendejo. Mira; algo si te digo en confianza, esos cabrones no me van a resolver nada. Ya vi muy claras sus intenciones. Me quieren sacar dinero por todos lados, y seguirme chingando. Hay un culero allá atrás, un pececillo gordo que ya me trae de encargo. Estoy seguro que es algo hasta personal. Algún cabrón que me chingé en el pasado, y ahora tiene influencia política y poder de fuego. Me están chingando como si fuera una guerra de guerrillas, y pues no me voy a quedar con los brazos cruzados. Ya puse a mi gente a trabajar; pero no me están aclarando gran cosa. Voy a crear otro frente; uno mucho mas discreto, conformado con gente intachable de toda mi confianza. Que investigue por su lado desde mero abajo hasta mero arriba, desde los traileros mismos. A ver que saben, ¿como es que hay algunos a los que nadie toca? Por eso se me hace muy buena idea que los que investiguen sean traileros y sepan del trajín. O se hagan pasar por traileros un rato. Tu estas que ni mandado a hacer Nájera.

Yo estaba enterado de los hechos violentos a los que se refería el Patrón. Aunque mi ruta actual era de las tranquilas, nunca se estaba exento de un asalto. En una ocasión, a media carretera y en plena madrugada, unos supuestos policías me hicieron un retén-es decir armaron un reten justo frente a mi-. Pero les falló a los culeros. Sin bajar la velocidad, viré solo un poco y le pegue en la mera esquina a la patrulla que tenía enfrente, la saque del camino; los mande al carajo y ni me detuve a ver que había pasado. Por alguna extraña razón no me siguieron inmediatamente. Tal vez se quedaron atendiendo a sus heridos; o mi reacción los tomó por sorpresa. Aún así desvié mi ruta para despistar. Estaba seguro de que me iban a asaltar, por eso actué como lo hice. Le comenté este incidente al Patrón.
-Hiciste bien. Ojala todos mis traileros tuvieran la pericia para hacer algo así y salir bien librados. Mira Nájera, para que nos hacemos pendejos. Estoy enterado que en el ejercito supiste darles la vuelta a los verdes en sus propias narices. Por eso luego luego pensé en ti para que encabeces las investigaciones, ya tengo un grupo a tu disposición; por que tu los vas a encabezar ¿O no?
Nadie en su sano juicio contradecía al Patrón. Aún así quise tirar un poco las riendas, para medir mi terreno, a pesar de que aparentemente yo no estaba en posición alguna.
-Mire Patrón, esto va a sonar muy mal, muy grosero, pero yo quisiera ver el perfil de cada una de estas personas que usted juntó para este fín. Digamos que hay que darles el visto bueno, si queremos que esto funcione.

El Patrón soltó una carcajada, se levantó de su asiento, rodeo la cantina, y me palmeó la espalda.

-¡Ah que caray con usted Nájera! Luego luego al trabajo. Mañana mismo le doy toda la información necesaria, vaya a mi oficina en cuento pueda. Esta semana nada de traslados para usted. Ahora tráigase la botella de Whisky para acá y vamos con los demás invitados, no vayan a pensar que somos unos pinches groseros.

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