12.07.2010

Capítulo 7-parte 1-Cada vez me convencía más de que nuestra decisión fue la correcta.

Cada vez me convencía más de que nuestra decisión fue la correcta. ¿Como íbamos a disparar así nomas a lo pendejo? Y creer que no nos iban a pescar rápidamente.
Seguí investigado al Morales y a su sequito por otras vías; y su influencia era francamente apabullante. Digamos que, el funcionaba como un nexo entre empresarios, negocios poco claros, crímenes, corrupción, y altas esferas; el les hacía el trabajo sucio; era como el "gerente" de sus negocios más chuecos y deshonrosos. Medité acerca de las funciones del Morales, y tenia mucho sentido que su perfil fuera el de un psicópata, bi-polar y amoral. Estaba que ni mandado a hacer para representar eficientemente dicho papel en esta jungla de "salvese quién pueda" en que se había convertido paulatinamente la ciudad -y el país-. Como decía el Patrón, ya no había reglas, solo simulación y traiciones. La gente seguía al Morales, como si fueran patitos, por que era el más loco y atrabancado hijo de puta con entrenamiento militar. Habíamos regresado a un periodo muy básico de terror y miedo. Y en dicha era, el era un nuevo rey tuerto, apadrinado por sus amiguitos políticos y empresarios-las dos cosas a la vez-. Y simultáneamente, nos decían por la tele, que estaban acabando con amenazas como esta. Negocio redondo.

Al rendirle informes al patrón lo notaba hastiado del asunto. Sin embargo seguía financiandome convencido de que mis servicios eran efectivos; y lo mejor, seguía dandome "carta blanca" con Margaret, y con el acceso al bar del putero. Una vez el Patrón me confesó: "Lo que no me van a poder quitar es a las putas; si hasta ellos mismos-el enemigo- se sirven -de ellas-. Imagínate si le hubiese hecho caso a mi esposa de dejar ese negocio. No, si es un business que tiene sus riesgos como todos los buenos business, pero no te deja colgado, es dinero contante y sonante; y lo mejor, te trae influencias. No te puedo decir exactamente que magia tienen las putas, que así como las ves insignificantes, pinches, o conformandose con miserias, jalan a la gente de poder, a los influyentes. Y ya vez; me han salido más leales que los transportistas y los disque amigos políticos que ya voltean bandera a las primeras de cambio".

Rara vez el Patrón se acercaba a sus puteros; para llevar esos negocios tenía a sus representantes. Lo que si lo vi hacer en varias ocasiones era organizar fiestas con invitados muy especiales a los que agasajaba como reyes, rodeados de obras de arte, de viandas y licores de todo tipo, y sobre todo con las putas "estrellas" de sus negocios. Y ahí ni su esposa decía nada. Pues sus amistades salían felices, y su influencia se mantenía con detalles como ese. Nunca me invitó a departir; pero si a servir como seguridad. Al final de sus bacanales nos regalaba algunas botellas y comida. Y todos felices. Por supuesto que veía a Margaret en la casa del patrón en esas ocasiones. Era como si fuera otra; elegante, rodeada de atención, radiante.

Durante unas semanas solamente me estuve haciendo pendejo; esperando a que las cosas se dieran como yo lo creía; y que el Patrón un día me avisaría que ya no necesitaba de mis servicios y me daría chance de regresar con mi trailer a rifarmela como siempre. Pero sospechosamente parecía que al Patrón le convenía tenerme de su oreja un rato. Me daba encarguitos insignificantes, en los que necesitaba a una persona de confianza. Poco a poco me estaba transformando en un gato más. Y los asaltos y los abusos eran la penosa rutina de un trabajo que se seguía cumpliendo; finalmente las cosas tienen que llegar a su lugar de destino por la carretera, indefectiblemente.

En más de una semana no supe nada de Margaret, no contestaba mis llamadas, y en el putero me daban evasivas; realmente me estaba empezando a preocupar, cuando una noche la misma Margaret se comunicó conmigo algo conmocionada.

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