1.15.2009

Capitulo 4 -parte 1-. Mujeres de confianza.

Regresamos al DF. Doña Berta me dio a entender que la persona que íbamos a contactar era de su entera confianza.
-"Que bueno; necesitamos gente de toda nuestra confianza..."- dije.
-Si hombre, esta es chica de confianza...¡es puta pues! -Me aclaró Doña Berta, para luego soltar una de sus guturales carcajadas, con esa voz suya, seca y cavernosa.

Así que, estando al tanto de este último dato, y ya dentro de la pequeña habitación que yo rento, me puse más colonia de lo acostumbrado, use una camisa nueva, y me esmeré en rasurarme.

La voz que me contestó al otro lado del teléfono sonó, efectivamente, "confiable": alegre, relajada, y amable, con un tono de coquetería al terminar cada frase.

-Hola...
-Hola, soy Poncho Najera, soy trailero; hablo de parte de Doña Berta y...
-Si, si, Poncho el trailero. Doña Berta me dijo que onda contigo. Pues vente para acá corazón, para platicar. ¿Si sabes donde estamos, no?
-No.
-¿Pues cuanto tiempo llevas de trailero?¿Nunca has venido? Con razón te escogieron a ti ja ja.

Me dió la dirección, e invité a Jacinto a ir; es preferible no ir con las putas solo, menos si no las conoces. Lo digo ahora que ya las conozco un poquito mejor. Jacinto, sin embargo, ya conocía muy bien el lugar; aunque me aclaró que había acudido a esa zona en particular a solicitar servicio solo una cuantas veces; pero que le guardaba simpatía a esas calles, pues su padre lo llevó ahí cuando Jacinto cumplió catorce años, para que lo "desvirginaran". Este hecho -y su posterior relato- me pareció una buena historía, y una buena señal. Es decir, son coincidencias como esta las que inconcientemente te hacen sentir que vas por camino correcto; son como señalamientos en una carretera inundada por la niebla.

Al llegar con las chicas todo eran sonrisas y buenos tratos; hasta las putas más malhumoradas mostraban los dientes cuando nos las presentaban; ibamos como recomendados por el Papa, o por el presidente. La chica con la que debía hablar se llamaba, o se hacía llamar Roxana. Nos ofreció algo de beber, y yo pedí whisky. Nos trajeron una botella de Buchanan´s por cortesía de la casa. Estaban muy bién surtidos en el lobby de la casa que hacía de cuarteles generales para estas mujeres.

-Así que tu eres Poncho.
-Servidor y amigo. -dije cortés-.
-No te había visto por aquí. ¿No te habían recomendado venir aca?
-Me muevo por otras zonas.
-OK;nos dijeron que los atendieramos bién. Asi que, ¿que quieren primero chicos, negocios o placer?
-Bueno, se puede decir que ya estamos en los negocios; todo va junto,negocios y placer ¿o no?.
-Si;algo asi. Tu si sabes -me dijo con cierta displicencia-.
-El negocio es el placer -continué-.
-Por aqui si. ¿Y que tu amiguito no habla?
-Solo cuando es su turno.
-Me gusta tu amiguito.
-Se llama Jacinto. A lo mejor a el si lo reconoces de tiempo atrás.
-¿De atras tiempo? ¿A poco eres cliente?

Jacinto se puso a platicar con la tal Roxana, la cuál le hecho el ojo y se sentó hábilmente en sus piernas; yo me entretuve con otras dos chicas, hablamos de cualquier cosa, y me tocaban la verga y dejaban que las tocara. Pero sentí que a pesar de que estas viejas estaban bien, tenía que echar un ojo al resto de las chicas ahora que la tienda estaba abierta solo para nosotros. Así que para el segundo vaso de Whisky le pregunté a Roxana si tenía a alguna compañera más chavita que estas, de preferencia de cabello negro y buenas nalgas.
-¿Chavita? ¿Como de diez, o de doce?
-Digamos, que sea algo un poco más legal.
-OK. A ver hablenle a la Margara.
-Espero que este mejor de lo que suena su nombre.
-Mi vida, aquí lo de menos es el nombre.

Y Roxana tenía razón, algo me enganchó desde que vi entrar a Margaret (ahí le dicen Margara, Margot, Valemargaret -por que siempre esta en su onda y manda a todos a la verga, le vale madre pues-;le dicen como se les ocurra). Después la misma Margaret me explicó que escogió ese nombre en particular, por que casi todas las putas de ahí usaban un nombre en inglés, y ella pensó que no había nada de carácter más inglés, que por ejemplo, Doña Margaret Tatcher, de ahí se inspiró para su "nombre de batalla".

-Pero linda, no hay mujer más anti-sexy que Margaret Thatcher.
-Por eso es divertido.
-¿Te gustan la ironías?
-Me gusta divertirme, hasta con mis nombres.
-¿Y como es que alguien de tu edad tiene puta idea de quién fue Margaret Tatcher?
-Por que me gusta ver y leer biografías de mujeres influyentes y poderosas.
-¿Te gusta el poder entonces?
-Debe gustarme si trabajo con el sexo.
Debí de haber puesto cara de desconcierto ante su respuesta; pues de inmediato agregó:
-Bueno; pero no me pagan por espantarte; mejor vamos a relajarnos a un cuarto.
La acompañe seducido de antemano por una aura especial que de ella emanaba; su personalidad, su voz, su bien formado cuerpo, su lacio cabello negro; su juventud, esa traviesa forma de comportarse. ¿Como había llegado ella ahí?¿Por que conservaba inmaculado su espíritu y su voluntad? Me refiero a que, a pesar de su profesión, no sonaba forzado su entusiasmo ni su alegría. Su forma de ser era genuinamente natural; no había muchas cosas estudiadas; esto se percibia, sobre todo, al compararla con las otras. Se que la gente suele enamorarse de las putas con cierta frecuencia, y con resultados no siempre afortunados. Pero es que ahí era imposible no salir prendado de la chaparrita y bien formada Margaret. Además, nos habíamos hecho amigos -legitimos- rápidamente; era impensable no llevar esto a un nivel más personal e intimo; a sus últimas consecuencias.